ALIMENTACIÓN EN HURONES

El objetivo que perseguimos escribiendo este artículo es darle un punto de vista lo más práctico posible a uno de los pilares fundamentales en la salud de los hurones: la alimentación. Para ello lo más importante es conocer los requerimientos básicos de nuestros animales, y es que en este caso la característica digestiva principal de los hurones es que son carnívoros cazadores de presas vivas, pues no suelen ingerir carroña.

Con el ritmo de vida que solemos llevar los tutores tendemos a buscar nuestra comodidad, que son alimentos comerciales en formato pienso seco, por lo que al menos deberemos tratar de buscar la mejor calidad para evitar problemas a largo plazo. Hoy en día y por suerte para nuestra profesión, empezamos a tener mucho más fácil poder alimentar correctamente casi a cualquier especie animal en cautividad, ya que la industria de los alimentos animales ha evolucionado mucho en los últimos años.

En los hurones, que como ya hemos visto son carnívoros estrictos es imprescindible que la base de su alimentación sea la proteína de origen animal. Para ello trataremos de elegir un pienso con al menos un 38-40% de proteína y que en su mayoría sea proveniente de origen animal y no vegetales (tales como soja, alfalfa, o similar). Otra regla que nos ayudará mucho en la elección de un buen pienso para hurones es elegir piensos en los que al menos los 3 o 4 primeros ingredientes siempre sean de origen exclusivamente animal. Esto solamente lo podremos conseguir con piensos de alta gama del otro carnívoro estricto doméstico por excelencia: el gato, ya que los piensos para hurones suelen ser gama medio baja, soliendo contener proteínas de baja asimilación e incluso de origen vegetal o cuanto menos dudoso.

Además evitaremos siempre los piensos con cereales, que lo único que nos traerán son problemas tales como gases, cólicos, diarreas, inflamaciones gastrointestinales, metabólicos, etc. que pueden ser desde puntuales y leves hasta crónicas y muy graves, llegando a desencadenar incluso hasta la muerte del animal.

Como son animales bastante glotones, intentaremos todos los días, antes de salir a nuestra jornada de estudios o trabajo y en la que se va a quedar sin vigilancia, de dejar dentro de su jaula con la ración de pienso completa para 24 horas. Esto nos permitirá controlar si come más o menos de su ración diaria ideal en función del peso.

En el caso de que podamos invertir un extra de tiempo en la alimentación de nuestros pequeños, puede ser interesante añadir algo de comida fresca combinada con el pienso, teniendo en cuenta siempre que si ya de por sí se trata de una especie híper sensible a la enfermedad periodontal, a mayor humedad en su alimento, mas restos de suciedad y tendencia a problemas bucodentales tendremos. Dentro de la comida fresca que podemos administrarle, lo más interesante son las piezas cárnicas sin hueso, de ave como primera opción, aunque podemos también ofrecer otras carnes como la de vacuno, venado e incluso pescado. También podemos ofrecer algunas vísceras como hígado o mollejas, y huevo tanto de codorniz como de pato, en todos los casos previamente congelados y ligeramente cocinados, al menos unos segundos en el microondas o plancha, para matar los patógenos más peligrosos, tales como salmonella, pasteurella, listeria o similares, que pueden conllevar diarreas severas en nuestra mascota.

En algunos casos puede que incluso pueda ser necesario o interesante implantar una dieta en fresco al 100%. En ese caso siempre aconsejamos hacer un control exhaustivo mensual con un veterinario especialista, para analizar cantidades de determinados nutrientes que son totalmente indispensables para sus funciones vitales, como por ejemplo la taurina, que sin administrar piensos es  complicado alcanzar los niveles necesarios para su salud pero que con ayuda de ciertos suplementos dietéticos e incluso algunos recursos naturales podremos llegar sin problema.

En general, y a modo de resumen, la gran diferencia entre los hurones y los humanos u otras mascotas como el perro, es que hay que tener en cuenta que si un hurón no come, siempre será motivo de consulta.

Los motivos más frecuentes por los que un hurón puede dejar de comer son variados, desde simple aburrimiento o depresión, a problemas dentales o metabólicos graves, por lo que aconsejamos prestar especial atención a la ingesta de comida y ante cualquier cambio que llame la atención debe contactar con nosotros.